PERIÓDICO DEL AIRE
NÚMERO 12
RESPONSABLE: DR MIGUEL CAMPOS ARREDONDO
23-2-2013
NUEVO AÑO ESCOLAR EN PERU
“Educación es liberación”, “Pueblo culto es pueblo libre”, “Solo hay una diferencia entre ricos y pobres: la educación”.
Son algunas frases que demuestran la importancia que tiene la educación para el ser humano. Sin duda que por eso los gobernantes de todas las naciones que hoy son las más desarrolladas del mundo, resolvieron primeramente el problema educativo de sus pueblos y jamás lo han desatendido. Y no solo educan y capacitan a sus compatriotas, sino también a los extranjeros que llegan a su territorio. Allí están los Estados Unidos, Francia, Japón, Alemania, Inglaterra, Suecia, Suiza, entre otros, como sublimes, envidiables y permanentes ejemplos, exhibiendo ufanos el fruto del esfuerzo y preocupación de sus antepasados patriotas, capaces, honorables y con exquisita sensibilidad social.
En esos países no se dejó la educación a cargo de la economía paterna como ocurre en el Perú, donde la mayoría de progenitores es pobre y el 25% extremadamente pobre. El Estado tiene a su cargo la educación en esos países porque nació para servir al ser humano y atender su educación, tecnificando o profesionalizando a todos resulta positivo porque solo instruido y capacitado el ser humano logra trabajo e ingresos suficientes para vivir con dignidad, atender a su familia y la capacidad necesaria para contribuir al desarrollo nacional.
Precisamente cuando el hombre de antaño se dio cuenta que sus conocimientos eran elementales y no podía instruir ni atender la salud de su familia, cuando quiso seguridad y se cansó de hacerse justicia con sus propias manos, pensó en una institución. Así nació el Estado, para servir, atendiendo la educación, salud, seguridad y la justicia como asuntos esenciales y ese rol cumple en los países desarrollados, pero eso no ocurre en el Perú, donde el Estado se despreocupa tanto de la gente como de nuestras empresas especialmente las pequeñas y medianas, asumiendo el triste y vergonzoso papel de inquisidor y verdugo.
Revisar el desempeño que hasta hoy cumplió el Estado peruano en cuanto a educación, constituye un pavoroso desengaño, porque si bien durante la colonia se justificaba la despreocupación de los conquistadores por la instrucción de nuestros antepasados a quienes consideraban enemigos, esa mezquindad no se justifica en el presente.
Febrero y marzo, los meses que marcan el inicio de cada año escolar, para los padres de familia peruanos constituyen una inevitable vía crucis, un terremoto en la economía familiar, mientras que nuestros gobernantes y representantes, reciben a parte de los exorbitantes sueldos que se autoasignan, otro por escolaridad aunque no tengan hijos, crasa injusticia permitida por el discriminatorio y abusivo estado de derecho en que vivimos al cual una minoría pudiente e influyente defiende con ardor.
Si anhelamos el progreso ya es tiempo en que los crónicos y graves problemas nacionales sean abordados integralmente y entre ellos el educativo reviste importancia singular. Para ella debe destinarse ya en el Presupuesto General de la República porcentaje importante y no las irrisorias sumas a que estamos acostumbrados, a diferencia de las exorbitantes sumas que se destina para las grandes empresas privadas y transnacionales como los bancos y AFPS cuya labor social es harto discutible.
Precisamente a consecuencia de la despreocupación del Estado por los crónicos problemas sociales, somos una nación retrasada, integrada por seres humanos que viven en la desesperación y miseria, y si no hay cambio de inmediato dentro de poco seremos un país de mendigos, lo cual resulta inaudito porque nada a excepción de buenos dirigentes y representantes nos falta para avanzar. Solo con raras excepciones, la farsa y el mercantilismo fueron constantes entre los que buscaron el poder y la ignorancia de nuestra gente el mejor caldo de cultivo.
El Perú merece mejor suerte y aquello solo será posible cuando esté conducido por ciudadanos patriotas, capaces, honorables y serviciales. Entonces ya no tendremos gobernantes que luego de incumplir sus ofertas electorales, saquean los fondos públicos y se fugan luego al extranjero hasta que sus crímenes prescriban.
ALGUNOS EXPRESIDENTES SE UFANARON QUE COMBATIERON EL ANALFABETISMO, pero un ser humano que solo sabe leer y escribir poco vale. Lo correcto y patriótico es tecnificar o profesionalizar a toda nuestra gente pero ningún gobierno lo a hecho porque sus integrantes han preferido convertirse en hongos que viven felices en el oscurantismo, la miseria e ignorancia de la población.
Siempre fueron irrisorias las cifras del Presupuesto General de la República que se destinó para educación y a parte de eso se hizo hincapié que prioritariamente se gastaría en mobiliario e infraestructura. ¿Y los alumnos y nuestros maestros? Los primeros en alarmante porcentaje siguieron yendo a clases sin alimentos, carentes útiles escolares, quebrantada su salud, mientras los maestros con sueldos miserables, sin la debida capacitación que deben tener por cuenta del Estado y expuestos al San Benito que en las actuales condiciones constituye una evaluación posiblemente politizada y en el caso de las profesoras se ven expuestas a serios riesgos como el chantaje sexual en la UGELES. Mientras que los docentes figuran entre los profesionales mejor pagados en las naciones desarrolladas, aquí la irresponsabilidad y desidia de nuestras irresponsables autoridades les hace subsistir con sueldos irrisorios, indignos de profesionales que tienen la gran responsabilidad de formar a los ciudadanos del futuro.
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