sábado, 29 de septiembre de 2012



AMNISTIA GENERAL PARA TODOS LOS PRESOS POLÍTICOS


 Saber que está a punto de concretarse el indulto al  Presidente Fujimori creo  que aunque tarde es un acto de justicia y debe hacerse extensivo  a  todos los encarcelados a consecuencia de la ola de violencia que  azotó al país por más de 20 años, y por supuesto  que en ciertas y concretas condiciones para evitar la reincidencia. Porque es incuestionable que los encarcelados  de ambos bandos son  presos políticos y  no genocidas,  terroristas o delincuentes comunes como algunos jueces, cierta prensa o ciudadanos prejuiciosos catalogaron.
Porque para quienes conocemos la historia del Perú y de manera especial  de las últimas décadas no es justo  que se sancione con tanta severidad   a quienes por diversas circunstancias o en cumplimiento de responsabilidades  aparecen como culpables  de  crímenes cuando los verdaderos autores de la ola violentista  que azotó al país por más de 20 años y todas las secuelas que de aquella se derivan fueron  los  gobernantes y representantes que tuvimos antes del 80, año en que empezó la guerra fratricida, quienes por egoísmo, irresponsabilidad  o incompetencia  no resolvieron los crónicos problemas del país.
Por eso considero que los fallos que  emitieron  los señores jueces  son anti históricos e injustos y  no resisten el menor  análisis científico porque al parecer se  emitieron  pensando  en la tribuna, la prensa, o yéndose por las ramas, y  al final terminaron  condenando al verdugo  que puede ser solo un profesional en su oficio y no al  culpable que siempre fue un Estado  que irresponsablemente incumplió  su rol social. Parecería  también que los jueces “decidieron” así  para agradar a un gobierno que les dio la oportunidad de acceder a  honorarios que por altos  son envidiables, incluso subestimando  principios fundamentales del derecho como el concerniente al criterio de conciencia, el  indubio pro reo y el derecho al debido proceso  que resultaban  fundamentales en estos casos.
Considero que los señores jueces  debieron   abordar estos casos  con realismo, imparcialidad, extrema cautela y mucho patriotismo y no  en la forma precipitada como lo hicieron, porque si se considera que el  interés social prevalece sobre cualquier otro, en la tal guerra fratricida ambos bandos actuaron en función del mismo porque  mientras  los subversivos dijeron quese levantaron en armas en defensa de los más humildes del país, el gobierno y las fuerzas armadas actuaron en busca de la paz que la ciudadanía reclamaba. Y si hubo excesos  de  ambos bandos, eso es natural porque no hay guerra limpia. Además  no hay que olvidar que el  Presidente Fernando Belaúnde, cuando  a solicitud de la ciudadanía y  la presión de importantes agrupaciones políticas del país dispuso que las fuerzas armadas ingresaran a la aludida guerra interna dijo  “lamentablemente caerán muchos inocentes”, lo cual se dio.
Tengo la certeza que si a cada uno de los encarcelados se les preguntase  si se arrepienten de sus actos  ninguno  se retractaría porque Fujimori  actuó como Presidente de la República obligado a reimplantar el orden a cualquier precio, Montesinos como asesor del Presidente,  Abimael y otros como defensores de un pueblo crónicamente soslayado gobierno tras gobierno y porque no son los delincuentes comunes que los prejuiciosos discriminan y avasallan, como tampoco se retractarían nuestros soldados porque solo cumplieron  su deber. Son razones incontrastables  y evidentes que justifican  una amnistía general.
Pero aún es  harto preocupante que  siguen desatendidos los más importantes problemas del país empezando por el  educativo pues al respecto solo se han dado medidas menores e insignificantes  que solo pueden ser partes de  un todo y en este caso de la Revolución Educativa que también ofreció el  actual Presidente  cuando fue candidato. Constituye una prueba indiscutible que  persiste  lamentable  desidia por la suerte de los pobres  lo cual constituye un caldo de cultivo para toda forma de protesta, porque la necesidad y el hambre no tienen  color político.
Si el retiro de los conquistadores hizo pensar a nuestros antepasados  que  sus angustias terminaban, no resultó así porque solo alternamos amos pero el  Estado no cumple su función original de servir a nuestra población y  es poco lo que hace en favor de los humildes. En consecuencia  subsisten  razones para la protesta y peor ahora en que nos enteramos por ejemplo que el último ex presidente  de la República  vive como rey  en un  ultra residencial barrio de la capital, lo cual sigue devaluando la política y demuestra que aquí es el arte de llenarse los bolsillos con el dinero del Estado.
Indudablemente que en nuestro país se continúa priorizando  el interés de los pocos que tienen mucho y  se soslaya el de los muchos que poco o nada poseen y si bien eso se dio abiertamente  durante la privatización  que realizó la dictadura pasada, cuando casi todo el dinero recibido fue en “auxilio” de los bancos y  las APFs  y solo un pequeño porcentaje se destinó a la obra social, eso se repite ahora porque no se asigna a la educación por ejemplo,  fondos suficientes a pesar que  es fundamental para el avance y bienestar real y permanente de los pueblos.  Por eso  los meses de febrero y marzo  siguen siendo una suerte de terremoto en la economía familiar, pues en un país donde el trabajo es escaso y mal pagado, irresponsablemente se  deja la educación a cargo de una economía paterna  precaria y a este paso  el real avance y desarrollo se torna en  imposible.
El Perú también sigue siendo  un país donde abundan los inocentes  presos y los  delincuentes libres lo cual es fácilmente comprobable. También es el país de la discriminación desesperada para impedir que los  de abajo lleguen al poder, y eso lo he comprobado personalmente en las dos ocasiones en que postulé a la presidencia de Perú. Comprobé que aquí las elecciones se ganan fundamentalmente  con dinero, farsa e influencias, lo cual pone  en tela de juicio nuestra  endeble  democracia y el  estado de derecho  que unos pocos pudientes defienden con ardor y a cualquier precio. Con cualquier pretexto   se impide el  cambio que la mayoría anhela con suprema urgencia y por lo tanto sigue justificada la protesta ciudadana, de cualquier envergadura pero siempre habrá protesta. ¡!!Y cómo no se ha de protestar si la mayoría de nuestra población  es pobre  y la cuarta  parte extremadamente pobre a la cual no le llega el pan de cada  día a pesar que somos un país privilegiado  por Dios y la naturaleza!!!.  Se desconoce acaso que  DONDE NO HAY PAN,NO HAY PAZ?.
A parte de todo  esto, nuestra  precaria situación  económica tiene visos de eterna en tanto siga vigente la corrupción en  la administración pública  en la cual está prácticamente  oficializada porque existen leyes que  permiten que los delitos de  los funcionarios públicos  que le roban al Estado prescriban luego de algunos años, lo cual es por demás injusto y execrable. ¿Cómo no va a existir protesta  ciudadana en estas condiciones?. Y peor  ahora que con la explotación minera se  está destruyendo  nuestra agricultura que es fuente de vida de  millones de peruanos,  y todo para favorecer   a  unos cuantos   extranjeros  y peruanos favoritos de los gobiernos de turno.
Pero como de  todas las desdichas se sacan positivas experiencias, creo que  la más valiosa de la guerra fratricida puede ser que para que nunca más tengamos  protestas y violencia en el país, nuestros gobernantes deben cumplir lo  que ofrecieron a la ciudadanía. No hay otra salida. Los peruanos hemos sufrido tanto en los últimos tiempos que creo que hemos aprendido  a comprender a  nuestros gobernantes.
Ojalá en el futuro tengamos más cuidado al elegir  a nuestros gobernantes y representantes, ojalá podamos seguir los consejos que Dios nos da en  Deuteronomio  Capítulo 1versículos 13 y 17. Nos recomienda  elegir como autoridades a gente experimentada y justa. El día que vayamos a las ánforas con esa idea le estaremos dando al Perú gente  que sí sabrá forjar un país grande, próspero, respetable  y realmente  independiente y con una población  que sí disfrutará  de  bienestar  real y permanente, porque sin duda resolverán integralmente todos  los crónicos problemas sociales del Perú, empezando por democratizar la educación, porque  el hombre que tiene ciencia en el cerebro resuelve  fácilmente todos sus problemas, los de sus seres queridos y tiene también la capacidad  suficiente  para  convertirse en pionero del desarrollo nacional.  
Esperando que estas líneas  induzcan  a los lectores y a nuestras autoridades a la reflexión y dejando constancia que me agradaría fundamentarlas  en cualquier evento, lugar o circunstancia  me despido de ustedes, no sin antes agradecerles por vuestra fina y honrosa atención.
¡VIVA EL PERÚ!.  POR LA UNIÓN DE TODOS LOS PERUANOS:!AMNISTIA GENERAL PARA TODOS LOS PRESOS POLÍTICOS!.

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