domingo, 7 de octubre de 2012



REFLEXIONES POR EL 8 DE OCTUBRE, ANIVERSARIO DEL PARTIDO AVANZADA NACIONAL (PAN)


 
 Desde muy joven aprendí que cada vida debe ser una tarea, y con mayor razón si es en función social. Por eso desde hace  algunos años, sorprendido por los hechos singulares que ocurren en mi país, el Perú, y que todo indica que la mayoría de mis  compatriotas ignora, empecé a escribir una obra que la intitulé “LA HISTORIA SE REPITE”. Dejarla inconclusa, urgido por apremios personales o familiares, hubiera sido una actitud egoísta porque ocultaba a los  peruanos del presente y  futuro hechos constatados por mí al haber estado inmerso más de cuarenta años en esta mazmorra que los peruanos conocemos como “política”, disimulada u ocultada con ominoso mercantilismo por la prensa oficialista y claro que bien surtida por los departamentos de Imagen Institucional que hoy están de moda. Cumple así el periodismo un siniestro rol y en vez de  servir  al interés social lo hace al personalismo de los funcionarios públicos, pulveriza  opositores al régimen y  maquilla tan  bien las cosas que hace creer al Perú y al  mundo que tenemos gobernantes de tipo exportación, que vivimos en democracia, que nuestro  crecimiento económico es real y constante, aunque nuestros crónicos problemas como educación, salud, empleo, justicia y seguridad, para empezar, sigan desatendidos.
        
Y seguro que por eso los funcionarios del Banco Mundial, una institución tradicionalmente sería  y prestigiosa, ignoraban  hasta hace poco -por ejemplo- la razón por la cual aquí las empresas se resisten a formalizarse, llegando a convocar un concurso para despejar la  incógnita. Pero los peruanos sabemos que eso ocurre porque tanto el gobierno central como los gobiernos locales (municipios) en vez de protegerlas, porque son las “gallinas de los huevos de oro” en las naciones desarrolladas, no sólo las desatienden sino que son sus inquisidores y verdugos, con la sola excepción de las grandes y transnacionales por el compadrazgo y la corruptela.

Esto se corrobora también con la conclusión a que arribaron  altos funcionarios de la misma institución luego de una encuesta en referencia  al índice de corrupción. Perú, según nos dio a conocer el programa televisivo conducido por el prestigioso periodista Andrés Openheimer hace poco, aparece ubicado entre los países más corruptos de América, en tanto que nuestro vecino del sur, aunque nos duela, está moralmente mejor que los Estados Unidos  e incluso a nivel mundial ocupa un lugar  honroso.

De vez en cuando nuestros presidentes formulan espectaculares revelaciones y de manera especial en el campo económico. Afirman  que nuestra economía está mejorando, que estamos avanzando, que somos la envidia en América  latina  y que últimamente ya estamos ingresando al primer mundo, lo cual resulta muy extraño porque la gente que no es gobierno, congreso, municipio ni dirigente regional cada día que pasa ve empeorar su situación económica. Además aquello no podría ser posible porque permanecen en el respectivo portafolio ciudadanos que en el pasado arruinaron al país.

Estos hechos demuestran que nuestras autoridades, salvo muy honrosas y contadas excepciones buscaron el poder para satisfacer su  vanidad o sed insaciable de dinero, pero sin la intención  de lograr el cambio que permita a todos los peruanos vivir con dignidad. No debe extrañarnos por eso que gobierno tras gobierno subsisten nuestros crónicos problemas y empeora nuestra economía  mientras  nuestros irresponsables y mercantilistas mandarines viven en la bonanza, disfrutando a manos llenas del dinero del Estado. Comparemos nomás el sueldo de un maestro con el de un congresista o funcionario público.

El Perú no ha progresado ni podrá hacerlo mientras permanezcan en el gobierno los grupos de poder económico y los demagogos de diversas tendencias que con diversas caretas y subterfugios allí se encaraman a la sombra de una Constitución y leyes que oficializan la corrupción, impiden la transparencia y hasta  perdonan los delitos de los funcionarios públicos. Claro que les cae como anillo al dedo la incultura y necesidades  de la gente e instituciones que manejan como  el Poder Judicial y Ministerio Público.
Esto evidencia  que el retraso nacional no sólo es culpa de los gobiernistas sino también de los discutibles opositores que siempre, como ahora, tuvimos en el Congreso de la República quienes también se cuentan entre los favorecidos con este calamitoso estado de cosas, y si colisionan con el régimen gobernante es sólo por apariencia y puro cumplimiento. Tratan  de no mellar el “sistema” que desenfadadamente llaman democrático, porque si lo hacen se arruinan y dejarían de recibir sus abultados e inmerecidos sueldos que ellos mismos se asignan para cumplir el triste papel de sepultureros del país. Para los  congresistas opositores al parecer  no existe la palabra patriotismo, se las  pasan tratando de crearle cortapisas a los gobernantes soslayando el interés general, con la sola intención de reelegirse o ser gobierno luego. Aquí en el Perú cualquiera que tiene dinero logra “éxito político”, claro que luego las mayorías siguen  postergadas e irredentas viendo  prolongadas  sus desdichas. Vivimos  en el mundo de la farsa .y con gobernantes y representantes que se esmeran en hacernos creer que estamos avanzando, que  están interesados en crear empleos y en reducir la pobreza, lo cual es falso porque cada día son más los peruanos que en busca de trabajo se alejan del país exponiéndose a variedad de riesgos ante lo cual siempre hubo sordera oficial.
         Si bien nuestro himno nacional empieza con el emotivo SOMOS LIBRES, hasta hoy no hemos podido liberarnos de las tradicionales lacras de nuestra administración pública que hace más de cien años denunció Gonzáles Prada. A ellas hay que agregar otras como las aludidas en LA HISTORIA SE REPITE, cuya segunda edición saldrá a luz próximamente.
Toleramos hechos inauditos  con impotencia y rabia para no ser acusados de violar la Constitución, atentar contra el Estado de Derecho, la estabilidad democrática y desalentar la inversión extranjera que lamentablemente se continúa justificando con la falsa letanía que el Estado es mal administrador.
Avergüenza también saber que tenemos en el gobierno a ciudadanos de dudosa reputación, que llegan al cargo por esas cosas raras  que tiene la política peruana y a quienes tenemos que tolerar y respetar a pesar de  sus malos antecedentes los mismos que resultan siendo una suerte de abortos  de procesos electorales discutibles y fraudulentos donde el dinero y últimamente la maquiavélica segunda vuelta  implantada por los amantes del continuismo se imponen y resultan elegidos porque se tiene que optar entre “el cáncer” y “el sida”. Y para colmo, si bien aquí se dio una ley para que el Estado dote de fondos a los partidos políticos, en vez de dárselos en la campaña electoral para que todos  puedan publicitarse debidamente y la ciudadanía elija  a los mejores se les concede solo después de las elecciones, cuando ya todo está consumado, correspondiéndole por supuesto  más dinero y mayores espacios al partido ganador. A pesar que sus dirigentes  y representantes ya están felices porque como aquí ya es costumbre se colgarán como becerros glotones de la ubre estatal, se les “premia” todavía con más dinero y espacios. Y si bien para la mayoría ciudadana no hay futuro ellos sí lo tienen asegurado porque a parte de los altos sueldos que perciben, si delinquen disfrutan de inmunidad y de una ley que permite que sus fechorías prescriban y puedan volver a postular, lo cual demuestra  que en el Perú la corrupción está oficializada y que la política en vez de ser una fuente  de servicio a la colectividad constituye un gran negocio para quienes la ejercen.
        
Durante las más de  cuatro décadas que permanecí en la política activa escribí una serie de artículos sobre diversos problemas nacionales, teniendo siempre el cuidado de plantear soluciones racionales y concretas, los cuales están incluidos en LA HISTORIA SE REPITE. Ustedes dirán si tuve o no razón y si en algunos soy reiterativo es porque siguen postergados gobierno tras gobierno. En estas deplorables condiciones el  desengaño de nuestra población es natural y  constituye el caro precio que tenemos que pagar por no elegir bien pues nuestra confianza fue ganada con cinismo y el falso argumento de que les preocupaba la suerte de las mayorías, lo cual no es cierto porque cada día  se incrementan los  niños en pos de una limosna o sin escuela, adultos desocupados, inseguros, explotados por los ominosos sérvices,  yéndose al extranjero o disputando la basura con los perros y nuestras niñas  prostituyéndose. A parte de eso,  aumentan los ancianos desamparados y al borde del suicidio, como también  aumentan  nuestros jóvenes inseguros  y en cuya vejez  si no hay cambio tendrán que elegir entre la mendicidad o el suicidio. Todo esto resulta injustificable  en un país privilegiado por Dios y con abundantes recursos naturales.

A los jóvenes de hoy y mañana les sugiero no  integrarse  a los partidos tradicionales porque  aquellos ya tuvieron su oportunidad y la desperdiciaron. Sus dirigentes han aprendido malas costumbres, como  aquella de convivir con la corrupción. Jamás hay que olvidar que   “el  zorro puede perder el pelo pero no la maña”.  Los jóvenes  en adelante  deben forjar sus propios partidos, tal vez con mucho esfuerzo, pero se verán recompensados  con la inmensa dicha  de integrar mañana  una nación próspera, feliz y  respetable, y cuando al  entonar el “somos libres” de nuestro himno nacional lo hagan con alegría, entusiasmo, sinceridad, orgullo y mucho patriotismo.
        
El sabio Albert Einstein decía: A LA HORA DE EXPRESAR LA VERDAD LA ELEGANCIA HAY QUE DEJÁRSELA AL SASTRE, y LA HISTORIA SE REPITE es la narración sencilla y veraz de un conjunto de hechos extraños y lamentables que me constan y que constituye mi humilde y patriótico aporte  al real cambio que el Perú merece y por cuya publicación asumo toda la responsabilidad.  Lo escribí  con la sola intención de servir a la patria, en el  mejor destino que merece y recordando a compatriotas ejemplares como Gráu, Bolognesi, Túpac Amaru, María Parado de Bellido, Olaya y otros, que gustosos le ofrendaron sus preciadas vidas.
                                                                                       ¡VIVA EL PERU!

                                                                             
Nota.-Mi saludo respetuoso y agradecido a todos los peruanos  que me honraron con su confianza en las ocasiones en que postulé a la más alta magistratura de la nación, en este nuevo aniversario del PAN.

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