PERIÓDICO DEL AIRE
NÚMERO 24
LIMA, 2 DE ABRIL, DEL 2013
RESPONSABLE:DR MIGUEL CAMPOS ARREDONDO
LA COMPRA DE LA
REFINERÍA DE LA
REPSOL
Se
sobre entiende que el gobierno busca que el Estado peruano vea incrementar sus ingresos por hidrocarburos y disponer de más fondos para atender los problemas del país en lo que
constituiría un caso de interés social que prevalece sobre cualquier otro. Si el gobierno cristaliza su
objetivo, arriesgando 2000 millones de dólares de nuestras reservas de las que
se dice pasan de 60,000 puede resultar positivo
para un país como el Perú
donde los problemas nacionales
durante toda su vida republicana solo fueron afrontados con paliativos y calmantes y precisamente por eso es
falso que avanzamos y crecemos según lo afirman importantes y también
condicionados medios informativos que
loan a los gobiernos de turno por el interés de la publicidad estatal a pesar
que el Estado peruano tiene los propios. Aquí por ejemplo la educación y la
salud siguen mal atendidas al extremo
que se incrementa la deserción escolar, aumenta la deli

ncuencia e inseguridad y hasta los mismos médicos se están
tuberculizando. Visto de esta óptica la actitud
del gobierno es razonable y digna
de merecer el respaldo de todos los
peruanos pero no es así y por el
contrario es víctima de duros ataques de los partidos políticos tradicionales
que ya tuvieron tareas de gobierno y las cosas no cambiaron, cuyos líderes
han llegado a amenazar con enjuiciar al Ministro de Energía y Minas si
la operación se concreta al consuno de una artillería inclemente de cierta prensa para evitar que La Pampilla que nos ofrece
Repsol sea de nuevo nuestra, para lo cual es fundamental que el Estado adquiera la mayoría de acciones porque solo de esa manera Perú tendrá poder
de decisión, como también urge revisar y modificar la ley de minería que deja
mucho que desear y de manera especial lo concerniente al petroleo. Claro que también hay que tomar en
cuenta casos como el oro por su gran valor y del cual sabemos que enriquece solo a algunos extranjeros y peruanos que se la “llevan” casi todo
y solo dejan al Estado sumas insignificantes
lo cual es injusto y alarmante porque no son renovables por lo cual también preocupa el
futuro que depara a las próximas generaciones que al parecer no figura en la agenda de nuestros actuales
gobernantes y representantes al parecer adormecidos, distraidos e indiferentes
por los azahares del poder y los fondos
del Estado. A parte de eso también debe modificarse la Constitución para
reprimir a los corruptos de la administración pública quienes con la actual
carta magna logran que prescriban sus delitos después de algunos años
lo cual no se justifica en un país que tiene ínfulas de demócrata como el Perú. Solo así podrá posibilitarse una administración pública científica, moderna y al mismo tiempo libre de ingerencia política alguna porque es
un asunto de interés nacional en el cual todos los peruanos debemos
demostrar nuestra preocupación por el
país.
Lo
que hoy le ocurre al presidente Humala es una evidencia incontrastable de que
cuando en el Perú se trata de
posibilitar un cambio, con el riesgo propio y natural de cualquier empresa,
unos ponen el grito en el cielo porque saben lo que hacen y otros sin saberlo,
pero de todas maneras ponen trabas de diversa índole con tal que el país continúe como un
barco a la deriva lo cual es irresponsable si se piensa en las futuras
generaciones que a este paso de seguro
que les depara una vida insegura y
expuesta a calamidades de toda laya. El
colmo es que ante la intención del
Presidente de la República salen a contrariarle líderes de viejos partidos llegando al extremo de amenazar con enjuiciar
al Ministro de Energía y Minas si se concreta la operación con la empresa española, en clara evidencia que defienden los
intereses de unos pocos y les resulta indiferente el de la mayoría de peruanos.
¿Porqué
si hay la real intención de servir a la patria y posibilitar su progreso y el bienestar de todos los
peruanos no se hace una nueva Constitución y echan al tacho las leyes que lo impiden como
por ejemplo las que evitan que las
elecciones sean justas, transparentes y democráticas y se permita que lleguen al poder solo ciudadanos capaces, honorables, serviciales y patriotas,
igual que en las naciones realmente
desarrolladas del mundo?. Por supuesto que de esa forma ya no veríamos a nuestros elegidos como ahora atesorando con
el dinero del Estado y preparando una inmerecida reelección sino afrontando integralmente los crónicos
problemas del país para que nuestra población cambie de suerte y trabajando por
un mejor destino y vida digna para todos los peruanos. ¿Porqué no se
revoluciona la educación para que todos
los peruanos puedan calificarse,
trabajar y vivir dignamente?, porqué no
se apoya abiertamente a la empresa
privada nacional que genera trabajo permanente, divisas y aportes
permanentes al Estado para que también
permanentemente resuelva los problemas nacionales y se deja de
confiar ciega e irresponsablemente en la
inversión extranjera que se la lleva casi todo
y solo nos da limosna y a pesar de eso se la busca y hasta defiende con
ardor con la complicidad de una prensa
mercantilista?.
Porque
ahora cuando el Estado peruano quiere
invertir y arriesgar solo dos mil
millones de dólares de nuestras reservas para una obra de interés social,
nacional, tanta gritería, acaso se gritó cuando el fujimorismo en una etapa en
que el Estado recibió 4.000 millones de
dólares de la privatización de algunas empresas públicas se “ayudó” o prestó a las AFPs
dos mil millones de dólares y a los bancos privados, entre ellos el
Latino 1500 millones de dólares?.¿.Acaso eso no se está confirmando ahora que
nos enteramos que las AFPs son también dueñas
de Repsol. ? No será ese el dinero que
les dio el señor Fujimori?. Y de ser así
porque no se hace un canje y el Estado Peruano sin gastar un dólar de nuestras reservas
se convierte de nuevo en dueño de La Pampilla?.
Claro
que nuestros gobernantes y representantes son facilistas, discriminadores, egoístas, injustos, insensibles
e irresponsables. Cuando quieren dinero
fácilmente buscan el préstamo
extranjero a sabiendas que las deudas esclavizan, llaman inversionistas
foráneos aunque saqueen indiscriminadamente nuestros recursos y solo aporten migajas al Estado, castigan a la población
cuando indolentemente incrementan las
tarifas de los servicios esenciales, pero no arriesgan para propiciar lo nuestro y se
consuelan con la falsa letanía
que nos enseñaron los pudientes de que el
Estado es mal administrador y tampoco
apoyan a las empresas privadas nacionales. No escucharon al señor Candesus cuando en su condición de máximo dirigente del FMI nos visitó y recomendó apoyar lo nuestro y no
confiarnos solamente en los capitales extranjeros y tampoco a Michael Porter profesor de la Universidad de Harvard
que nos dijo que a los extranjeros no les interesa la suerte de los peruanos. Somos
y a este paso no sabemos hasta cuando un país donde el “roba pero hace obras” ya es tradicional y donde los gobernantes aprenden a gobernar recién cuando
están en el gobierno, buscan la reelección para hacer algo y como buenos la re reelección
para eternizarse en el poder y claro que la gente comiéndose las uñas a consecuencia de una educación deficiente y toda la gama de problemas que de
aquello se deriva.
La Pampilla fue nuestra y si hay posibilidades debemos recobrarla ya que el señor Fujimori la remató para subsistir luego del
descalabro en que nos dejó el doctor
García Pérez, sí!!!, aquel doctor que
amenaza con ser de nuevo nuestro presidente el 2016. Vale la pena un esfuerzo,
arriesgar, si la intención es
incrementar los fondos del Estado para obra social y quienes se oponen no tienen razón valedera alguna salvo el afán
de mantener privilegios y el lamentable
y vergonzoso estado de cosas que la improvisación y
falta de patriotismo han forjado. Estamos demasiado rezagados aunque
cierta prensa convenida y desinformadota diga lo contrario. Aquí nada se dice
cuando se favorece a los pudientes pero sí se grita cuando se
trata de servir a todos los peruanos como ocurre en este caso, incluso se acusa
temerariamente al gobierno de descuidar la educación y salud como si
alguna vez en nuestra historia el Estado hubiera demostrado significativa preocupación por aquellas.
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