sábado, 14 de mayo de 2016


,           EDICIÓN  76
            Lima-Perú, 15 de mayo, del 2016.                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                       EDITORIAL                                                                              

                                                                                                                                                                                                                                                           .                                                                                                                                                                                                                                     LOS PROCESOS ELECTORALES EN PERÚ                                        

Hasta hoy se nos ha hecho creer que vivimos en democracia porque elegimos a nuestros gobernantes, pero democracia no solo es elección, sino el régimen en el cual la ciudadanía ejerce la suprema autoridad. Y como dijera un destacado intelectual es respetar la dignidad de las personas, defender la igualdad para todos, hacer valer la ley, practicar la tolerancia y el pluralismo, valorar el bien común y enfrentar la pobreza. Pero los peruanos sabemos que eso no se cumple en el país y en consecuencia, aquí no hay democracia.
Los procesos electorales siguen siendo desiguales y fraudulentos, porque en cada uno de aquellos en forma sistemática se niega a la población la posibilidad de conocer debidamente a todos los candidatos, resultando elegidos ciudadanos solventes a quienes no preocupa la suerte de la gente, pues "quien no lo vive no lo siente".
Disfrutamos de algunas libertades, sí, pero hasta para morirnos de hambre o de enfermedad. Verdadera democracia solo disfrutaremos cuando tengamos en el poder a ciudadanos que habiendo vivido el drama social en su propia carne, tengan el entusiasmo, emoción social, capacidad y agallas suficientes para preocuparse porque todos los peruanos vivan en paz, disfrutando de bienestar, empezando por los más humildes.
Cada proceso electoral hasta hoy ha sido un carnaval, comedia de mal gusto o temporada propicia para que algunos medios de comunicación privados atesoren, como lo hacen en otra proporción los vendedores de flores et día de los muertos. La   gran perjudicada siempre terminó siendo la ciudadanía, porque al parecer se realizan por puro cumplimiento y con la intención de mantener el injusto y oprobioso Estado de Derecho que traba el desarrollo y empobrece más a la población.
El Jurado Nacional de Elecciones con facilidad hace concesiones a las agrupaciones tradicionales o las nuevas potentadas, mientras que se muestra implacable con las nuevas de tendencia popular, a las que perjudica en diversas formas, peor aun cuando a dicha institución se le dio el controvertido privilegio que sus decisiones son Inapelables. Tanto en la inscripción, campaña, el día del sufragio como en el recuento de los votos se hacen patentes las injustas diferencias.
A pesar que la Ley Electoral establece que los medios de comunicación del Estado deben concederse a todas las agrupaciones participantes durante la campaña electoral que dura tres meses, se les otorga mezquinamente solo 20 días antes de las elecciones y en espacios y tiempos insuficientes con la clara y vedada Intención de perjudicarlas.
No se puede justificar tal discriminación con el argumento que el Estado pierde mucho al ceder más tiempos y espacios a los candidatos, porque lo más Importante para los peruanos ante el desengaño de la gente que hasta hoy nos ha gobernado, es elegir bien. Tal aparente pérdida se convertiría  en una suprema inversión para todos los peruanos, porque elegiríamos mejor. Ya no tendríamos como gobernantes y representantes a los insensibles, egoístas y mercantilistas de hoy sino a ciudadanos probos, ejemplares, solidarios, serviciales y patriotas y recién el Perú encontraría el camino del desarrollo y nuestra población del bienestar. Pero eso jamás ocurrirá con la laya de ciudadanos que hasta hoy nos han gobernado, y  aun así  tienen la desvergüenza de pretender continuar en el mando.
Es conmovedor y preocupante constatar que los nuevos partidos populares para publicitarse buscan afanosamente los informativos del Estado, mientras que las viejas y nuevas solventes recurren a los medios Informativos privados, subestimando los estatales por su poco alcance y sintonía. Todo esto demuestra que los procesos electorales en el Perú, en vez de justos, equitativos y democráticos, son injustos, desiguales y plutocráticos.
Lamentablemente en estas condiciones, con una Constitución y ley electoral que no seleccionan debidamente a los candidatos, la suerte del país y de todos los peruanos solo se decide entre las agrupaciones tradicionales y alguna improvisada solvente.
Para conocer bien a los candidatos y elegir bien no podemos esperanzarnos ni confiarnos en la prensa particular, porque aquella, como toda empresa privada, entrevista preferentemente a los candidatos de los partidos que son sus clientes o que aparecen como "grandes", a los que rinde pleitesía, en prolongadas y hasta tediosas entrevistas; pero cuando por mero cumplimiento aborda a los candidatos de las nuevas agrupaciones populares que no pagan  porque no disponen de dinero son extremadamente duros y hasta calumniosos y sarcásticos mientras que con las agrupaciones pudientes e influyentes son extremadamente  gentiles, consecuentes y hasta serviles. SI bien obedecen  órdenes de sus jefes, sus contundentes anatemas resultan suficientes para malograr la imagen de los nuevos postulantes.
Nunca olvidaré una entrevista que me hizo el consagrado señor Humberto Martínez Morosini , una mañana , por RPP: "Señor Campos Arredondo, si usted sabe que va a perder, ¿por qué mantiene su candidatura?. Me dio motivo para responderle que si eso resultaba cierto lo sentía por el Perú y que con su actitud me estaba demostrando que solo era una pluma alquilada al gran poder económico. Respondiome  que  le estaba ofendiendo, a lo que le repliqué que su actitud también era agresiva. Pero también hubo periodistas como don Alfonso Baella Tuesta, César Hildebrand, Guido Lombardi, Dora Garrido, Jaime Bayli, Federico Salazar y Laura Bozzo y don  Manuel Obregón, que en esa temporada,  honraron su profesión.
Tengo misivas  dirigidas tanto en forma individual como asociada con otras agrupaciones a diversas autoridades, empezando por los Presidentes de la República. Solicitábamos mayores espacios y tiempos en los medios de comunicación del Estado y en general más facilidades para que en los procesos electorales sean más justos y transparentes. Lamentablemente nuestras respetuosas peticiones no fueron tomadas en cuenta.
Aparte de la prensa privada, diversas instituciones de gran poder adquisitivo se alinean con los candidatos considerados fuertes con la clara intención de mantener privilegios e impedir el cambio. Tal es el caso de los organizadores del CADE (Conferencia Anual de Ejecutivos), que a los eventos que organiza invita solo a los grupos que considera "favoritos", en tanto discrimina e ignora sistemáticamente a las agrupaciones populares aunque tuvieran gente honorable, experimentada y justa que es fundamental en la administración pública.
Los grupos de poder económico invierten mucho dinero en las campañas electorales de los partidos favoritos, y aparte de eso Incluyen candidatos. Por eso sin duda los gobernantes y congresistas en vez de defender el interés social, lo hacen al propio o al de las empresas grandes y transnacionales, y el dispendio de los dineros del Estado para favorecerlas tiene carácter de escándalo. Durante el fujimontesinismo, por ejemplo, se ayudó a las AFPs con alrededor de dos mil millones de dólares y al Banco Latino, según importantes medios de comunicación, con cerca de mil quinientos millones de dólares. ¡Qué diferencia con los 70 millones de dólares! que el Presidente García anunció a inicios del 2008, para la educación en todo el Perú, e incluso hizo hincapié que fundamentalmente era para mobiliario y arreglo de locales. Al señor presidente no le preocupaba que los niños asistan a la escuela sin alimentos ni útiles escolares y peor aún la suerte de los profesores, que a pesar de los honorarios miserables que reciben, tienen que ser mandrakes para tener dinero y capacitarse por su cuenta, expuestos al riesgo de una evaluación discutible y politizada.
En el gobierno del señor Toledo, se favoreció abiertamente a las grandes empresas, y entre aquellas estuvo la Telefónica y posiblemente también por eso cuando la población abrumadoramente exigía la eliminación de la abusiva Renta Básica, gobiernistas y congresistas de ese entonces la mantuvieron, conforme lo vienen haciendo los de ahora, ante la justificada repulsa popular.
Seguro que por la misma razón el presidente García Pérez, que había ofrecido eliminar los ominosos services, descartar TLCs y propiciar la libre desafiliación de las AFPs durante su segundo gobierno, no cumplió.
La desigualdad es notoria y lamentable si se toma en cuenta el carácter "democrático" que siempre se ha pretendido dar a cada proceso electoral en el país. Tal irregularidad se manifiesta desde el acarreo de firmas de adherentes, pues mientras las agrupaciones económicamente fuertes se movilizan por todo el país y se valen del reparto de víveres y dinero cantante y sonante, las nuevas y humildes se limitan a exponer su ideología y programas de gobierno, limitándose a realizarlo mayormente en las grandes urbes.
En las campañas electorales mientras las agrupaciones "fuertes”, copan los más importantes medios de comunicación privados, fachadas y plazas públicas con harta publicidad y multitudinarias manifestaciones en las que la demagogia llega al clímax; las nuevas mendigan los medios de comunicación del Estado, realizan modestos mítines, a parte de la colocación de afiches y contados murales.
El día del sufragio, mientras que las "grandes" cuentan con una correcta organización, multitud de personeros en las mesas y debidamente pertrechados, las nuevas apenas cubren unas pocas.
El cómputo, que es dirigido por ciudadanos gobiernistas lo realiza la ONPE, una institución venida a menos por sus malos antecedentes. Precisamente el ciudadano tristemente célebre, de apellido Portilla, que la dirigió durante el gobierno de la corrupción, que así se conoce al del señor Fujimori, fue a la cárcel. Se le acusó  de una serie de irregularidades, empezando por el cobro de dólares por cada voto, lo cual hizo que algunos postulantes que resultaron elegidos, por dinero fueron suplantados por otros. Aparte de eso, en la inscripción de sus respectivas agrupaciones políticas el año 2000 favoreció a los señores Fujimori y Toledo, por lo cual se les abrió los respectivos procesos penales.Son pruebas suficientes que demuestran que en el Perú las elecciones no son serias ni transparentes, porque el dinero decide los resultados y en consecuencia la población nada bueno puede esperar de los ciudadanos que resultan elegidos.
Para comprobar lo dicho les recomiendo leer más adelante las VIAS CRUCIS DEL PAN Y PAZ Y DESARROLLO EL 85 Y 95 RESPECTIVAMENTE.




PRENSA PERUANA GENERADORA DE SUBDESARROLLO Y MISERIA.
(26 de Enero del 2002).
Y como podrán constar ,la historia se repite y el cambio en Perú es solo una ilusión.

 Abordar este asunto constituye para mí una obligación moral, a la que no puedo ni debo renunciar, porque está de por medio el Perú, sus moradores y el destino de las futuras generaciones. En consecuencia, respondo complacido al llamado imperativo de mi conciencia sin contar para mí, en modo alguno, las naturales máculas que pudiera infringirme ese poder que en el Perú es casi omnímodo: la prensa.
SI, aquella que según don Luis Miro Quezada puede ser la más noble de las profesiones o el más vil de los oficios. La misma con la que hasta donde recuerdo, los políticos peruanos "de éxito" siempre evitaron colisionar por temor a perder vigencia o a volver a ser los desocupados y desafortunados de antes. Por supuesto que para ellos la política no es la práctica de servicio a la colectividad sino la forma más fácil de vivir cómodamente a costa del dinero del Estado. No les Interesa por tanto si les dicen afeminados, farsantes o ladrones, no, lo importante para ellos es hacer noticia, providencial receta que en el Perú al gusano le convierte en águila.

Quiero dejar constancia que si hasta hoy hice política y me esmeró en llegar al gobierno, fue porque anhelaba posibilitar un verdadero y positivo cambio social en el Perú; pues me resultaba y aún resulta por demás incómodo y hasta vergonzoso habitar un país que en contraste con su pródiga geografía, para subsistir apela de continuo a la ayuda externa.
Sufrir de niño en carne propia la problemática de las mayorías y de adulto las maquinaciones que efectúan los grupos de poder para aplastar las aspiraciones populares con el infaltable e infalible auxilio de la prensa, me ha dado la experiencia y autoridad moral suficiente para opinar, y por lo mismo dispuesto estaré siempre a demostrar la veracidad de mis afirmaciones ante cualquier persona o institución y en cualquier lugar y circunstancia. No hay en mi resentimiento alguno por no haber logrado algo personal, aunque si lamento no haber podido servir a mi país, por las barreras infranqueables que a los candidatos de extracción popular se impone en los procesos electorales, en los que lamentablemente la prensa privada por su gran cobertura juega rol fundamental. El desempeño de los profesionales de la pluma para los ciudadanos que en política tienen la calidad de principiantes, constituye un desengaño, pero eso tiene su explicación según lo podremos ver más adelante.
Las entrevistas a gobiernistas y opositores solventes son harto publicitadas, preparadas, extensas, debidamente editadas y por supuesto "muy exitosas" para el entrevistado a quien se le hace aparecer como galán de película, un personaje virtuoso a ultranza; mientras las que se concede a los que no abonan son breves, cortantes, irrespetuosas, tontas y si se trata de medios de comunicación escritos casi nunca se publica, y en caso de que ocurra no pasan de ser menciones ridiculizantes e insípidos cumplidos para justificar un supuesto pluralismo.
Cada proceso electoral para los propietarios de la mayoría de los medios de comunicación privados considerados grandes, constituye una brillante oportunidad para incrementar su patrimonio personal, sin contar para nada si publicitan a conservadores, demagogos, o ciudadanos con malos antecedentes.
Mortifica por eso seguir viendo al Perú en el consenso Internacional, convertido en una mixtura de paria y mendigo, dirigido por compatriotas elegidos en cumplimiento de una legislación redactada por los grupos de poder económico y paradójicamente ungidos por el voto popular. Casi siempre recién cuando están en el poder nos enteramos de su dudosa reputación y que son huérfanos de las cualidades que el cargo les exige, lo cual constituye una abismal diferencia con los ciudadanos que han forjado el avance de las naciones más poderosas de la tierra. Nuestros elegidos, como ya es vieja costumbre aquí, no responden luego a la confianza ciudadana, significando un lustro perdido más.
En las últimas décadas, por la vida agitada que llevamos y porque la pobreza es el común denominador de la mayoría de peruanos a consecuencia de las infelices políticas económicas Implementadas por nuestros gobernantes, apelamos fundamentalmente a los medios de comunicación como fuente Informativa, de allí la trascendental labor y gran responsabilidad que tiene la prensa.
Si esta dice que Fulano es sabio, lo es. Que Zutano es ladrón, lo es; que aquel es homosexual, lo es. Si dice que tenemos uno de los mejores presidentes del mundo y que merece la reelección, que nuestra situación económica es tan sólida al extremo que no necesitamos ayuda externa, que estamos a punto de tener la mejor educación de América Latina, que hay que privatizar nuestras empresas públicas porque el Estado es mal administrador, que hay que dar la explotación de nuestros recursos naturales a los inversionistas extranjeros, que la pobreza no justifica la violencia; lamentablemente la mayoría de nuestra población lo toma como cierto.
¿Pero cuál es la verdad?, ¿Merece la prensa respeto y confianza de la colectividad? Particularmente considero muy discutible, porque los medios de comunicación particulares como cualquier empresa privada, solo obedecen al Interés de sus dueños y clientes, mientras que los estatales al de los Jerarcas de turno. Así de claro. En el caso de los primeros resulta natural aunque decepcionante, porque su participación en los procesos electorales hasta hoy ha resultado decisiva, pero hay que entenderla, con más razón ahora cuando la crisis económica afecta a todas las empresas del país.
Pero lo que resulta oficialmente perjudicial para todos los peruanos y constituye un golpe mortal contra nuestra Insipiente democracia y específicamente contra la libre información es cuando el Estado se convierte en cliente de los medios de comunicación particulares, vía contratos de publicidad. En ese caso los rotativos se ven obligados a corresponder el favor recibido, realizando una oprobiosa deformación de imagen a favor de los gobernantes, desinformando y engañando a la población nacional e Internacional. En nuestro caso, como lamentablemente el nivel promedio cultural es el primario, fácilmente se nos engatusa y el precio que pagamos es demasiado caro, y el daño a veces Irreparable; como ocurre ahora con nuestra deuda externa que con el transcurrir del tiempo, al no abordarse con la seriedad debida en los medios informativos, hoy es casi impagable.
Precisamente por haber tenido en el gobierno del país a los favoritos de la prensa, y en el colmo de la desdicha personajes de dudosa reputación, somos un país subdesarrollado, dependiente, endeudado, limosnero internacional y hasta mal pagador. A parte de eso, la mayoría de gente en edad de trabajar está desocupada, niños y jóvenes se quedan sin educación, la miseria campea por doquier al consuno de la mendicidad, prostitución, drogadicción, y otros lastres. Y todo ante la indignante indiferencia de nuestros inmerecidos gobernantes y representantes.
Para la democracia, la libertad de expresión constituye un instrumento indispensable, de allí que con más razón los medios informativos deben expresarse con absoluta libertad y sin temor a mordaza alguna; lo cual no se da cuando existe un contrato comercial con el gobierno, de por medio.
Es un hecho incuestionable que las elecciones políticas en el Perú son plutocráticas y no democráticas, porque aquí el dinero decide los resultados. No pueden ser democráticos los eventos electorales desiguales y turbios, como los peruanos estamos acostumbrados a tolerar, en los que se privilegia a los pudientes y aplasta y avasalla a los humildes.
Si bien cada cinco años vamos a las ánforas esperanzados en elegir a nuestros mejores representantes, pronto constatamos que elegimos a nuestros asaltantes y verdugos, porque hasta hoy aquel fue el triste papel que desempeñaron los ciudadanos que fueron como ahora, inmerecidamente honrados con la confianza ciudadana. En vez de servidores son detractores de la comunidad y a despecho de ideologías, principios y programas. El cuadro se complica con el trabajo sistemático y discutible que realizan las autoridades electorales sumisas al gobierno, por temor a perder sus puestos de trabajo; las nefastas "encuestadoras", los grandes empresarios e instituciones que supuestamente velan por la "transparencia”.
Eso motiva que las minorías pudientes coludidas con algunos ciudadanos, que son la versión moderna de Filipino, el indio que colaboró con los conquistadores españoles en detrimento de nuestra raza; casi siempre sean los únicos que llegan al poder.
Por eso estamos así, catalogados como un país tercermundista; lamentable e Injusta situación que persistirá mientras también subsistan las arguciosas normas redactadas por los representantes del poder económico, que en todo tiempo se ingenió para enquistarse tanto en el gobierno como en el parlamento nacional.
Cada cinco o cuatro años en cada proceso electoral se "endulza” y entretiene a los desocupados con la ilusión de llegar a un puesto o cargo público importante donde pueden amasar fortuna, la cual se desmantela cuando constatan que -como siempre- sólo fueron utilizados, y consecuentemente su vía crucis continúa.
Por supuesto que a los ganadores no les remuerde la conciencia porque triunfan cumpliendo "normas constitucionales", ¡claro que harto discutibles!, y hasta con leyes y decretos que les permite consumar sus tropelías e incluso lograr impunidad.
No resulta extraño por supuesto que en el Perú, las empresas de telecomunicaciones, mineras y banqueras son las favoritas de todos los gobiernos de turno, incluso del presente. Y eso ocurre porque los dirigentes de las mismas para conservar o lograr inmerecidos privilegios, apoyan las campañas electorales o se suben al coche triunfalista. Precisamente el Señor Schultz Landazuri, posiblemente merced a siniestras influencias acaba de ser liberado en Argentina y seguramente ocurrirá lo mismo aquí a pesar que estuvo seriamente comprometido con el gobierno de la corrupción, apareciendo en un video recibiendo dinero de manos del señor Vladimiro Montesinos.
Actualmente, mientras se debate la ley de telecomunicaciones en el Congreso de la República, el Ministro del ramo ha declarado que no se tratará sobre el contenido de los programas, lo cual supone que la televisión, seguirá teniendo carta blanca para continuar degenerando a nuestros niños y jóvenes. Muestras de tal nociva influencia es que en los últimos años, se triplicó el número de niñas que salieron embarazadas, se han Incrementado la prostitución, violencia y la delincuencia común. Por culpa de cierta prensa hoy vivimos en el Perú un estado similar a los tiempos de Sodoma y Gomorra, ante la complicidad y silencio abominable de nuestros gobernantes y representantes, en mala hora Inmerecidamente bautizados como los "padres de la patria".
Así intoxican al país los que han hecho un negocio de la noticia. Y para colmo, en momentos en que se debate la nueva ley de comunicaciones un magnate de las mismas acaba de plantear en el Congreso de la República, que la prensa pueda pagar sus impuestos con avisaje. A pesar que aquella desinforma, aliena y corrompe, especialmente a los niños y jóvenes, los peruanos todavía tendremos que pagarle.
Con los medios Informativos nadie quiere discrepar, porque si lo hacen "se queman" y no llegarán lejos. Por puro y execrable interés personal los tratan con guantes de seda y extrema pleitesía, no se arriesgan al chantaje, ridículo, calumnia y a lo que es peor; la Indiferencia de los mismos. No les preocupa su dignidad, porque para ellos lo más Importante es hacer noticia. Los gobiernistas viven felices, despreocupados, porque tienen una prensa privada cautiva por obra y gracia de los contratos de publicidad estatal o por los Injustos, Innecesarios y hasta perjudiciales canjes. Y todo esto a pesar que el Estado cuenta con medios de comunicación propios.
El favoritismo de un régimen a favor de los medios informativos llegó al extremo cuando durante el gobierno del señor Alberto Fujimori se dio una ley que les amparaba para no revelar su fuente informativa, con lo cual se oficializaba la impunidad en nombre de una muy discutible libertad de expresión. Fue un cheque en blanco para que con fines inconfesables pudiera hacerse escarnio de la dignidad de las personas, tal como nos ocurrió a muchos peruanos en esa Infausta temporada.


Invariablemente los aludidos canjes favorecen a los Indolentes gobernantes de turno, porque cuentan con una prensa sumisa y complaciente en la cual pueden justificar sus aberraciones y mantener siempre en alto su Imagen aunque atenten contra los Intereses colectivos. Precisamente durante el gobierno de Alberto Fujimori el Perú pudo lograr la condonación de gran parte de su deuda externa conforme lo hicieron otros países tercermundistas, pero tal beneficio no pudimos conseguir porque la prensa hacía creer al mundo que vivíamos en una especie de paraíso y con un presidente de tipo "exportación".
Esa prensa sumisa y timorata, está comprometida a no discrepar con el régimen por el riesgo de ver rescindidos sus contratos de publicidad. No es la prensa privada realista, imparcial e independiente que la colectividad cree y la democracia demanda, sino el acólito servil y obsecuente de falsos sacerdotes que lucran con los dineros públicos, en tanto se desatiende a la población. Además, con tales e injustos privilegios el Estado se perjudica con millonadas pérdidas de dinero, el mismo que bien puede destinarse a obras sociales.
Tal negativo e incómodo papel desempeña la prensa nacional, posiblemente por la recesión y escasa demanda de clientes, que es el riesgo cotidiano al que están expuestas el común de las empresas peruanas, al fallar los siniestros experimentos que hacen nuestros improvisadores gobernantes de tumo. Pero los grandes empresarios, entre ellos los de las comunicaciones, deben tener en cuenta que el desgobierno y la crisis no solo a ellos afectan sino a todos los empresarios del país y por tanto es urgente y justo la dación de medidas integrales que beneficien a todos los empresarios sin discriminación alguna.
En las actuales condiciones, la conducta de la prensa, especialmente de la más grande, es precursora de miseria, subdesarrollo y dependencia. Por eso he llegado a la conclusión que una medida saludable para todos los peruanos y para apuntalar definitivamente el desarrollo nacional, serla que los medios de comunicación privados no deben suscribir contratos publicitarios con el Estado, tanto porque éste cuenta con los propios, como porque de esa manera tendremos una prensa libre y nuestra población estará permanentemente bien informada.
La suerte del país debe cambiar ya, y en tal sentido a la prensa privada le corresponde un rol singular en la denuncia de las crasas injusticias que se dan aquí. No es justo por ejemplo, que hasta en las cárceles son favorecidos los pudientes, mientras que a los débiles se aplica "todo el peso de la ley*. Cuando los pequeños empresarios no tienen dinero para pagar sus deudas y tributos se les enjuicia, embarga y arruina, si optan por hospitalizarse se les deniega el Ingreso o saca a punta pies como ya ocurrió algunas veces. Si los padres de los niños pobres no tienen dinero para enviarlos al colegio, al Estado no le Importa, actitud irresponsable, insensible y antipatriota que contrasta con la de los mandatarios de las naciones realmente democráticas. El peruano que se enferma y no cuenta con dinero, se muere y así por el estilo abundan pruebas de la desidia de nuestros gobernantes, por lo cual es urgente una prensa realmente independiente.
Precisamente hace poco el célebre deportista Armando Maradona afirmó que nuestro presidente en vez de preocuparse por la Bolsa de Valores, debe atender a la gente humilde. "Si no lo hace es un mentiroso", acotó.
Ni siquiera podemos confiar en nuestros congresistas, a pesar de su función fiscalizadora, por dos razones: cuando la mayoría es gobiernista no hace más que coludirse con el régimen para justificar sus tropelías y si no lo es se concretan "acuerdos" se dice "en salvaguarda de la democracia", pero tales tratos se hacen al parecer solo para asegurarse el mayor tiempo posible el exorbitante e inmerecido sueldo que perciben por desempeñar el denigrante papel de frenos rentados del país.
Cuando de fondos económicos se trata, nuestros gobernantes optan sin vacilaciones por apelar al extranjero, actitud facilista e irresponsable; desoyendo incluso las recomendaciones de las autoridades mundiales de la economía, como los líderes del FMI y Banco Mundial. A ello se adiciona las ciegas cargas tributarias que imponen a las empresas y ciudadanía en general y el remate sistemático del patrimonio nacional; lo cual evidencia también su incapacidad y orfandad de patriotismo. Los préstamos foráneos incrementan nuestra ya impagable deuda externa lo cual no se justifica en un país pródigo en recursos naturales y dueño de un pasado grandioso y ejemplar en su condición de heredero del Imperio de los Incas. Gobiernan de manera tan Improvisada, anticuada e irregular que ni siquiera pueden eliminar el déficit fiscal y apelan desvergonzadamente a la filantropía internacional, sin tener en cuenta que tales donativos se convierten en instrumentos de dominación. Para ellos lo más importante es tener dinero para el enriquecimiento ilícito, en especial del presidente, su entorno, congresistas cómplices y una burocracia servil, obsecuente y antisocial. Así desgobierna y arruina al país la élite pudiente que por obra y gracia del dinero llegó al poder durante casi toda nuestra vida republicana, y lamentablemente con el infaltable apoyo de la prensa privada.
He llegado a creer que hasta los semi analfabetos gobernarían mejor, porque al menos estarían guiados por el sentido común y motivados por el afecto a sus hermanos de infortunio, que son la Inmensa mayoría, sentimiento del cual casi siempre carecieron los ciudadanos que hasta hoy manejaron las riendas del poder.
A pesar de la efectiva labor social que desempeñan, de las empresas en general no se preocupan, salvo las odiosas excepciones que hacen a favor de las grandes; a pesar que generan monopolios y arruinan a las pequeñas. Soslayan a estas últimas, a pesar que son las principales generadoras de puestos de trabajo, estar integradas y dirigidas por peruanos y ser duro espinazo de la economía nacional. A ellas, en vez de concederles el respaldo e Incentivos que merecen, como se acostumbra en las naciones más prosperas y desarrolladas del mundo; se las pone una serie de barreras que pareciera que hubiera la Intención de arruinarlas. El gobierno no les otorga créditos, ayuda técnica, asesoramiento ni busca mercados para sus productos, pero si las atormenta con duras cargas como altos pagos por concepto de licencia, y lo que resulta lapidario, abusivas tarifas de productos y servicios esenciales, habiéndose llegado al extremo de establecer una Injusta diferencia entre el consumo residencial y empresarial, tal como ocurre con el agua, luz y teléfonos, que al incrementar los costos de producción les Impide ser competitivas.
Se las clausura y embarga sin mayor trámite, cuando por falta de ingresos no pagan sus impuestos. La SUNAT, ese ogro temible, al que se le ha dado también el papel de cajero de continuo hace público el remate de los bienes confiscados a los pequeños empresarios, sin importarles para nada que la gente pierda su fuente de trabajo y se queda en la calle.

Pero ante tales abusos y abominable discriminación, casi siempre la prensa nacional guarda silencio; lo cual también demuestra su negativo rol y complicidad en nuestro subdesarrollo, pobreza y dependencia.
Por eso considero que es urgente romper el cordón umbilical que une a la prensa particular y el gobierno, y el modo efectivo de lograrlo es evitando la concesión de contratos publicitarios entre ambos. Además al gobierno no le hace falta los medios de comunicación particulares porque cuenta con los propios y si estos no tienen la capacidad necesaria hay que repotenciarlos de inmediato, en favor del interés nacional. Sólo de esa forma podríamos contar con una prensa privada respetable y habría de nuestros gobernantes una imagen real tanto interna como externa y no la trastocada y falsa que la prensa muestra.
A los peruanos consta el rol de la prensa privada en el subdesarrollo del país, la cual para quedar bien con el gobierno llegó a suspender programas independientes y aleccionadores como los dirigidos por el periodista César Hildebrandt, lo cual demuestra la forma vergonzosa y obsecuente con que los propietarios de tales medios pagan los favores de los gobiernos de turno.
Debo aclarar que no estoy contra la libre empresa, por el contrario la respaldo, consiente que es la pionera del desarrollo y la prosperidad de los pueblos, pero discrepo del parasitismo estatal que practican algunas, actitud facilista que quita méritos a la misma y desangra innecesariamente a la caja fiscal. El Perú debe dejar de ser un país de privilegios. Las empresas deben subsistir, sí; pero todas deben trabajar en las mismas condiciones. Es una crasa Injusticia, que mientras los directivos de la mayoría de aquellas tienen que hacer malabares y hasta esperar milagros para sobrevivir y cumplir sus obligaciones, otras se arriman prestamente al Estado para vivir del dinero de todos los peruanos, y lo que es peor e indignante, para servir de voceros y asesores de imagen a ciudadanos que hunden al país.



Y por si hubiera duda sobre mis afirmaciones, yo les invito a poner atención en la TV, diarios y emisoras radiales más prestigiosos. Seguramente en todos aquellos ustedes encontrarán un avisaje del gobierno y posiblemente innecesario. Así pues subsidiamos los peruanos a ciertos medios de prensa.
Y para terminar, formulo una patriótica sugerencia basada en mi experiencia personal, al haber sido víctima de la prensa privada cuando por puro mercantilismo sirvió sin reparos a la dictadura fujimontesinista en el proceso electoral de 1995 y porque me preocupa enormemente el futuro del país.
Considero conveniente para el interés nacional, que las propagandas electorales sólo se hagan en los medios de comunicación estatales, tal como se hace en algunas naciones desarrolladas, otorgándose a todas las agrupaciones políticas iguales espacios y tiempos suficientes para publicitar a sus candidatos y programas de gobierno, y prohibiéndose todo tipo de propaganda electoral en los medios de comunicación particulares.
La saludable consecuencia seria que los peruanos estaríamos gobernados por nuestros mejores compatriotas, ciudadanos honorables y ejemplares, tal como fueron los que hicieron realidad el desarrollo y bienestar de las naciones más poderosas de la tierra. Sólo entonces el desarrollo nacional y bienestar permanente de todos los peruanos será una hermosa realidad.